Una hermosa noche fue sin dudas la presentación del cantautor cubano Roberto Ruiz Rebó, en el espacio semanal, Charlas de Café, que dirige el Ingeniero Hiram García en la pequeña sala de conciertos del Teatro "Armando Manzanero" de la capital yucateca de México. Sobresale de este encuentro el trabajo del arreglista acapulqueño Mauricio Arriaga, justo para la voz y canciones del cubano que con su voz intima puso momentos de mucha emoción en la sala. De su disco "Sueño de Azules con Bernadette", Roberto interpretó canciones como la que le da título al CD, junto a otras como Cuando llueve en París y la que dió inicio a la actuación, Presiento una semilla, con la cual quedó abierta la presentación, poniendo una nota de sabor sonero a la velada. Momentos de mucha emoción lo aportaron la interpretación de la canción Como un regalo, dedicada in memoriam a los padres del cantautor, y un clásico de la nueva trova cubana, Yolanda, de Pablo Milanés, esta vez interpretada a dúo por Roberto y el trovador yucateco Felipe García, un compositor, investigador e interprete que debe tomarse muy en serio, siempre que se trate de trova y de bambuco. Felipe es dueño de una brillante voz y convence por su talento indiscutible para decir su canciones con emoción. La noche tuvo, además como invitados, al yucateco Carlos Rosell, y al percusionista y cantante Willy Gómez, quien, en su tiempo, acompañó a la inmensa Yolanda Montes Farrington, conocida mundialmente como Tongolele. La presentación de Sueño de Azules tuvo como marco espiritual, belleza de una noche en la que un público agradecido aplaudió y cantó junto a los artístas con el más grande de los deleites.
La noche fue indudablemente hermosa en la buena compañía de mis buenos amigos. Gracias Roberto, por haberme invitado a formar parte de los sueños azules que ascienden a lo más alto de la ensoñación del hombre. He subido tantas veces a los escenarios y he escuchado innumerables veces el dulce coro de los aplausos con los que el público premia a quien se atreve a "blasfemar una nota", como dice Silvio; pero cada vez es distinto y en esta ocasión no pude estar en mejor compañía que la tuya y la de Don Willy Gómez. Gracias por invitarme a ser parte de esa bellísima presentación de tus canciones, pedazos de tu alma que te acompañan en tu andar por el mundo. Gracias por el regalo tan bello de tus canciones y de la noche preciosa que luego nos brindaste en la casa cuando, con mi guitarra, nos deleitaste con esa inspiración tan inevitablemente tuya y con esas palabras hechas canción que dejaron a mis familiares suspirando por más temas tuyos. Un abrazo hermano del alma... después de todo Cuba y Yucatán siempre han estado hermanados por la música y por el corazón.
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