La televisión es un artefacto poderoso, y como el fuego puede dar luz o deborar con las llamas de su lumbre. ¿Cómo sería la sociedad si los medios existieran para orientar, enseñar e impartir justicia con cada imagen? El mundo de la televisión, surgió con las apetencias de los más sofisticados mercaderes la sociedad moderna. Los tiempos han cambiado, y pocas veces la TV utiliza su poder educativo para fomentar una sociedad más justa y equilibrada. La televisión quiere vender y en el mercadeo de sus apetencias, nada es más importante que sus ganancias. Si lo que digo no fuese cierto, que objetivo tendrían las oleadas de publicidad que cada 15 minutos, y a veces en menos tiempo, nos envía Televisa, con la promoción de los mismo productos, muchas veces inútiles. ¿Se ha fijado usted cuantos productos de los que se publicitan a diario por Televisa, tienen como valor agregado, la facultad de adelgazar como señuelo? Los que anuncian en la TV quieren vender, no importa que haya que engañar a los compradores. No es necesario ser un erudito, ni un superdotado, para comenzar a sospechar de semejante danza de ofertas, que anuncian mentiras disfrazadas de luz, color y movimiento. Pero, las televisoras comerciales tienen otro complot, que les obliga a mostrarnos el rostro de quienes no somos, como si fuese el nuestro, y ahí nos regala la carita europeoidea de mi paisano William Levy o Angelique Boyer. Las televisoras comerciales tienen la tarea de ofrecernos conflictos engañosos, tan ajenos que ni siquiera son los conflictos de nuestros vecinos. Y que nadie piense que estoy tratando de decir que no saben lo que hacen. Todo lo contrario, se saben extremadamente bien el papel que les toca dentro de su juego, el papel de opio para el sufrimiento de las grandes masas. La sociedad requiere una televisión que oriente, nos enseñe a ser mejores por nuestros valores como seres humanos. La sociedad requiere una TV que rechace la violencia, la discriminación racial de género o preferencia sexual, que combata los tabúes y el egoísmo. Los habitantes de este país desgarrado por los males sociales, necesitan una televisión que abrace la belleza, la solidaridad, el amor a los otros, y que esa televisión, además, tenga el rostro de los indios, de los negros de los blancos, de los apaleados, de todos los ciudadanos que mantienen en pie este México lindo y sufrido.
Amén hermano, punto de vista agudo y certero.
ResponderEliminar