Confieso que apenas conozco a la ciudad de Mérida. Soy un extranjero que acaba de llegar a Yucatán, pero que se ha enamorado a primera vista de las gentes, las calles y el ambiente de tranquilidad y alegría que reina en esta urbe blanca. Si bien vale la pena caminar para estar saludable, lo es doblemente mejor caminar por el Paseo de Montejo, para sentir como la robustez de una villa penetra en tus sentidos para hacerte sentir pleno. Y si bello es el eclecticismo de sus construcciones, ahora resulta un privilegio disfrutar de las fantásticas apariciones de seres alucinados que asaltan al caminante por uno de los flancos de la elegante avenida. La autora de semejantes individuos es dueña absoluta de una inventiva que brota sin dudas de las ensoñaciones producidas por las lecturas fantásticas, la imaginación personal, íntima y esotérica de una gran artista. Una de las máximas representantes del surrealismo, Leonora nació en Lancashire, Gran Bretaña en 1917. Desde muy pequeña, su madre estimuló su imaginación con cuentos de hadas y leyendas celtas que más tarde la artista enriquecería con sus lecturas del absurdo, lo siniestro y lo sobrenatural, así como las fábulas y relatos épicos de los dioses nórdicos.
Carrington conoció a Max Ernst con quien tuvo un enriquecedor intercambio estético y participo de manera directa en el apogeo de la corriente surrealista, hasta que se establece en la Ciudad de Mexico, donde ha echado raíces desde 1940. Gran parte de la obra de Leonora Carrington estuvo dedicada a la escritura y la pintura. No obstante, en la década del 60 del siglo pasado, descubre por azar el arte de hacer esculturas.Cada una de las 27 figuras asaltantes producen un singular encantamiento, la escultora de 93 años las trabajó en cera entre los años 2004 y 2008, para luego fundirlas en bronce en las dimensiones monumentales que se nos aparecen a lo largo de la avenida meridana. Algunos de los nombres de las esculturas nos engañan. Así podemos acercarnos a escuchar una “Música para sordos” que brota del arpa de un hombre melancólico, “El Carruaje”, un artefacto humanoide, “Nigromante” un personaje encantado, que carga sobre sus hombros un inquieto animal cercano a un gremlin con rosto mucho más próximo a los dioses de la mitología mesoamericana.
Leonora Carrington deja en cada una de sus piezas el fino toque de la sensibilidad femenina, y muchos de sus personajes desbordan ese delicado trazo en la elegancia y la gracia que tiene cada mujer en sus movimientos y en sus gestos. “Mujer con zorro”, “Silla de Daghda”, y aun piezas con figura animal como en el caso de “Cobra cebra”, “El Perro” y “Caballo”, delatan con orgullo su condición femenil en el gesto y la actitud con que las dotó la escultora.
Dueña de una creatividad sin límites, Leonora Carrington se ha destacado también en la literatura, de sus manos han brotado libros de cuentos, obras de teatro y ensayos de gran valor artístico y literario. Su ancianidad no la ha sorprendido cansada, sino con el vigor que da el espíritu y el conocimiento, vigor que aún le permite asaltarnos con sus seres monumentales y legendarios tanto en los lienzos como en las calles.
Me encanta la pintura de esta señora que lamentablemente ya no está entre nosotros. La conocí gracias a Elena Poniatowska. Me encanta la pintura de esta señora que lamentablemente ya no está entre nosotros. La conocí gracias a Elena Poniatowska.
ResponderEliminarUmineko Tudela