miércoles, 12 de febrero de 2014

Adiós Trovador: es el destornillado cotidiano azar

Hoy me  desperté con la noticia, y no he dejado de escucharlo todo el dia, aqui en la cálida heladez de mi apartamento de esta ciudad norteña. Santiaguito fue un rebelde, hasta por la forma de coger su guitarra. Aun lo sigue siendo después de su sorpresiva muerte. Como dijo alguien con acierto, le cantó a su propia utopía. Nada tiene que ver su obra con la de su hermano Vicente, ni en el espiritu, ni en el vuelo. Como a muchos otros creadores le faltó y le falta difusión a su música en estos tiempos en que las emisoras de todas las latitudes imponen la chatarra y la basura empacada con tecnología de punta. No creo que el público cubano conozca lo suficientemente su obra como compositor e interprete, a pesar del poder de convocatoria de cualquiera de sus presentaciones en la Habana o en otros escenario del ámbito nacional. Quizás su persistente tartamudez lo empujó a elaborar esos textos llenos de  poesía y contenido, que le evitaron las socorridas explicaciones sobre los motivos de su obra que muchas veces realizaban la mayoria de los creadores de su época. Santiago Feliú no fue mi amigo personal, pero fue una presencia importante de mi época como trovador. Coincidimos muchas veces en  eventos musicales, entre los que recuerdo el Concurso de Música Adolfo Guzmán de 1981, donde competía una canción con mi firma y otros dos compositores guantanameros. Conversamos más de una vez sobre música cuando apenas empezabamos a hacer pininos en la composición musical, e incluso compartimos el mismo escenario en un concierto de jóvenes terminando los años 70 en el Cine Teatro América de mi pueblo. Un espectáculo que dirigió la soprano Alina Sánchez. Recuerdo que interpretaba varias canciones con Donato Poveda entre las que no olvido Salta, Saltarina, que ya muchos comenzabamos a tararear, junto a temas de otros colegas como Mujer si la Distancia es esa Huella de Rodolfo de la Fuente, y Canción de un Viejo Trovador, que interpretaban Xiomara Laugart y Alberto Tosca, quienes en aquel momento eran pareja sentimental y componían un fantástico dúo que algunos recordamos aun. Santiago saltó a los grandes escenarios después de dar a conocer su tema Para Bárbara, interpretado por Silvio Rodriguez y arreglado para orquesta por el pianista Frank Fernández y muchos  quedamos a la saga. Aun en la Habana, la última presentación de Santiaguito que pude disfrutar, fue precisamente en el teatro Amadeo Roldán, que a pesar de la pobre difusión estuvo abarrotado de una multitud de jóvenes todo un fin de semana. Su música me ha acompañado durante todos esos años. Hoy tambien mientras he estado trabajando en algunos diseño me sigue acompañando su voz, su guitarra y su música. Es mi forma de decirle adiós a este cantor de mi tiempo que ahora un golpe del " destornillado cotidiano azar" lo vuelve recuerdo y presencia infinita.