Llama la atención que algunas televisoras inviertan millones no sólo para
manipular las conciencias de algunos sectores de la sociedad, sino también para
tratar de restablecer patrones de
conducta caducos acordes a intereses políticos
y de clase. Son millones de personas las que a diario se asoman a la
realidad imaginaria que se construye en los estudios de televisión, que luego se alojan en nuestros hogares con la
magia de la tecnología, y se hacen temas recurrentes de las conversaciones
diarias, y hasta motivos de desavenencias entre las personas. A riesgo de
parecer un hombre frívolo, quiero sumergirme en la conducta de los personajes
de La Fuerza del Destino, una de las telenovelas que transmite Televisa, con guión
de María Zarattini y Claudia Velazco, así como la producción de Rosy O’ Campo. Lo
hago porque este tipo de programas marcan pautas en la vida de los televidentes, y son responsables de modas,
modos y otros patrones de conductas que se diseminan, y luego circulan libremente
en el interior de la sociedad. No hay nada nuevo en La Fuerza del destino, que
no sean los rostros de los actores y actrices, el escenario y la modernidad de
sus decorados. La trama se desenvuelve bajo el mismo presupuesto de “El Derecho
de Nacer” la radio novela del cubano Félix B. Caignet, que conmocionó a Cuba en
1948 y que luego reaparecería en la TV y el cine en muchos países de
Latinoamérica, incluyendo a México. Otra vez,
la historia de la sirvienta que tiene un hijo bastardo del patrón millonario,
que crece odiándolo y va a salir
adelante gracias a su esfuerzo. Pero, estos no son los tiempos de Caignet. La
sociedad ha avanzado con la fuerza y el desarrollo de los conocimientos de la
técnica y la ciencia dejando atrás un conjunto de prejuicios que resultaban una
carga social y un impedimento para el bienestar de cada una de las individuali dades
que componen el tejido social. Pudiera parecer increíble que alguien intente rescatar el mito de la
virginidad en pleno siglo XXI, pudiera
parecer contra producente que alguien con dos dedos de frente pretenda
justificar la hipocresía, el egoísmo y la opulencia como sostén de la moral y
todo lo que esto representa. Pero, así se ha
planeado en este tele drama, con un extraordinario despilfarro de ingenio y
tecnología. Si lo que sucede en el escenario del melodrama La Fuerza del
destino estuviese contextualizado en el Medioevo, o en tiempos muy antiguos de la
vida mexicana, y los realizadores fuesen también medievales, aun así sería
espantoso justificar todo lo que nos propone este melodrama repleto de falta de
lealtad e hipocresía. Pero el escenario de este conflicto es el Estado de
Sonora de nuestros días, donde los protagonistas se benefician de la tecnología
de la computación como los teléfonos celulares, el ipod, ipad etc., etc., etc. Pero,
se hace casi evidente que los fundamentalismos, no son sólo fenómenos de la
religión, sino que germinan y crecen en los vestigios de caducidad de los
grupos de poder de cualquier sociedad. La Fuerza del Destino parece ser un
canto a la decadencia, con su atractiva música, el despliegue de luces y
contraluces, de colores y toda la truculencia que permite la edición digital de
la imagen. Casi todos y cada uno de los conflictos de los personajes de la
telenovela están construidos sobre la base de la doble moral. Es de una ironía
aplastante que solo los personajes negativos del tele drama sean abiertos y
coherentes con su manera de pensar y actuar. Son malos y punto. Mientras que todos los conflictos y motivos que mueven a los personajes
positivos, con los que se supone la historia sostengan un mensaje edificante a
la teleaudiencia, están basados en la simulación, las apariencias, las
ambiciones, la falsedad, la deslealtad, la exuberancia y la avaricia. Pero parece que aun los
guionistas y el equipo de la producción no se han dado cuenta del doble rasero
que aplican para juzgar las acciones de sus personajes dentro de la trama. Por
un lado, los del bando de Iván, el protagonista de todo el melodrama, mienten,
engaña, simulan, traicionan y hasta matan en nombre del las apariencias y los tabúes, y por otro, los personajes negativos hacen exactamente las mismas
cosas en nombre de la perversidad. Algo así como, el viejo precepto de que el fin justifica a los medios. No hay
que dudar que las telenovelas pudieran servir como vehículos de educación
personal y ciudadana por su incidencia y el poder de persuasión que ejercen en
la teleaudiencia. Existe más de un ejemplo, uno de los más representativo es el
proyecto de la Organización Mundial de
la Salud con la radionovela Tiempos de Huracanes que fue producida por
el Centro de Comunicación Voces Nuestras
que tuvo el propósito de educar a una gran masa de pobladores para enfrentar los efectos devastadores de
los huracanes en el área del Caribe. No me atrevería a pedirle algo así a una
televisora cuyo principal objetivo es vender para aumentar su poder económico,
pero al menos sería justo exigirle no propagar mensajes nocivos entre sus
conciudadanos, como la refundación de prejuicios y tabúes de otros tiempos. Cuando se
anunciaba el lanzamiento de esta tele drama en el llamado Canal de las
Estrellas, un periodista escribió entusiasmado: “es uno de los más hermosos procesos de reinvención de la industria de
la televisión mexicana”. Sin dudas, en la historia de la TV, México ha
marcado pautas en el panorama de ese tipo de industrias, y tiene numerosos
ejemplos de programas y teleseries de facturas extraordinaria tanto por su
guión, desempeño de los actores y actrices, así como por su realización, pero
este caso está muy lejos de marcar un hito tal. Por el contrario, es un buen
ejemplo de lo que no debe hacer un creador del audiovisual, que trate de
innovar. Por lo pronto, cabe de decir que más potente que la fuerza del
destino, está ganando esta vez, el poder de la hipocresía.
miércoles, 15 de junio de 2011
lunes, 6 de junio de 2011
ARTICULO SOBRE LOS CUBANOS ESCRITO POR EL PERIODISTA MEXICANO VÍCTOR MONA
Sin el permiso del autor de este artículo, el periodista mexicano Victor Mona, voy a publicarlo en mi blog, cuando lo leí por primera vez, la emoción me hizo detener más de una vez la lectura. Hay tanta verdad en estas palabras... Los mexicanos conocen bien a los cubanos, porque durante muchos años nos hemos sido fieles, la historia es testigo de lo que dice Mona. Este trabajo llegó a mis manos a través de un gran poeta y amigo, no quiero perderme el placer de darlo a conocer entre mis amigos cubanos, que como yo, viven lejos de su tierra, pero llevando muy dentro todo lo que Cuba representa, estoy seguro que ese hermano mexicano sabrá disculparme por arrastrar este escrito a mi blog sin su permiso.
Roberto Ruiz Rebó
Roberto Ruiz Rebó
Los cubanos salen de una isla pequeña y se han diseminado por todo el mundo. Uno es profesor en una universidad de Australia; otro, inauguró en Alaska un restaurante. Nada los detiene, ni el frío ni el calor. Los seduce el trópico de la Florida, pero soportan igualmente a pie firme los hielos de Boston y Nueva York. No mendigan, trabajan. Los que en Cuba eran pobres, aquí son ricos. Los que allá eran medio pelo, aquí son pelo y medio. Ningún obstáculo detiene su laboriosidad beligerante si la oferta es digna. Uno es rector de la Universidad; otro, maquilla muertos. Cambian, pero sólo en la superficie. En Miami siguen jugando la bolita (lotería Prohibida), peleando gallos a escondidas y enviando los hijos a la escuela privada. En Madrid, están contra José Luís Rodríguez Zapatero y en Caracas, contra Hugo Chávez, siempre en la oposición. Se les critica y se les envidia pero en el fondo se les admira. Gallegos por el trabajo y judíos por la voluntad de sobrevivir, constituyen una legión empecinada que no se deja ignorar. Traen su música calurosa, el ruido de sus tambores, los frijoles negros y el bistec de palomilla con moros y maduros. Pero traen sobre todo la simpatía, la cordialidad y la laboriosidad.
En alguna de esas actividades han llegado tan lejos que superan a emigraciones que los precedieron por cerca de medio siglo. No hay hospital en Estados Unidos donde no haya hoy un médico cubano. No hay periódico donde no haya un periodista cubano, ni banco donde no haya un banquero cubano, ni publicitaria donde no haya un publicitario cubano, ni escuela donde no haya un maestro cubano, ni universidad donde no haya un profesor cubano, ni comercio donde no haya un manager cubano. En las Grandes Ligas del béisbol sus nombres también brillan. En Madrid, el primer poeta latinoamericano es un negro cubano. En la Coca Cola, Kellog's, McCormick, Pepsi Cola y tantas otras su dirigente es o fue un cubano. En el Congreso de Washington hay cinco cubanos, en el Senado Federal se sientan tres cubanos, el Ministro de Comercio de E. U. es un cubano, la Viceministra de Salud es una doctora cubana. Caramba, son unos pocos en éste país y llegaron hace muy poco tiempo. En las tierras prestadas del extranjero parecen llevar siempre en la frente la marca del sitio de donde vienen.Los cubanos llevan a Cuba. La enaltecen y la honran, porque además de en la frente la llevan en el corazón.Pero hay algo en el desterrado cubano, a mi juicio, superior a esa actividad profesional triunfante, y es su odio al despotismo del que huyen, su amor a la tierra que dejaron. Eso lo separa y lo define. Eso da a sus triunfos en medio del desarraigo, una grandeza que de otro modo no tendría. Se han afincado definitivamente en estas tierras hospitalarias que los han acogido y donde viven en lo material muchas veces mejor que como vivían en Cuba. Aún teniéndolo todo, si les falta Cuba, no tienen nada. Quizás por ello han hecho su Cuba aquí. Por eso, si se le mira bien, se verá que a veces parece que el cubano ríe, pero en realidad esta llorando por dentro.Le nace el hijo, le crece, se le gradúa en la Universidad, pero el cubano suspira. ¡Ay, si estuviera en mi Cuba !.. Compra una casa, un auto, o una lancha y sigue suspirando.. ¡Ay!. ¡Si todo esto lo tuviera en Cuba ! De una manera misteriosa, que no puede definir hay un vínculo con aquello que tira de aquí hacia allá. Ahora que perdió a su país, sabe que no puede vivir sin Cuba, y la sueña de noche, y le agiganta los valores y la embellece y la idealiza, y se culpa de no haberla entendido mejor, y la recrea en sus cantos y bailes, y la revive en sus historias en sus costumbres y en sus comidas. ¿Por qué compran hoy los cubanos más libros cubanos que nunca? ¿Por qué tienen sus casas, sus negocios y sus oficinas llenas de palmas, de banderas, de escudos y de retratos de José Martí? ¿Por qué aunque sean USA citizens SIGUEN SIENDO CUBANOS? ¿Por qué se reúnen en sus municipios formados en el exilio, borrando antiguos antagonismos de partido o clase? Porque el cubano sabe que lo único auténticamente suyo fue SU CUBA y que a ella quisiera el poder regresar. No les preocupa que le devuelvan la residencia o el negocio, si lo tenían. Lo único que desean es volver a su tierra. La casa donde nació esta destruida, al pueblo se lo han puesto desconocido, la madre ha muerto. Pero no importa. El exiliado cubano quiere de todos modos ir a esa casa, a ese pueblo y a esa tumba. La Patria empieza ahí....
MI RESPETO Y ADMIRACIÓN PARA LOS CUBANOS!!
VÍCTOR MONA
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