miércoles, 16 de febrero de 2011

Soñar azul con los ojos abiertos y los pies en la tierra

La vida me vuelve a dar el placer de cantar para muchos. Cuando era un niño y entonaba corridos y rancheras en el patio de mi casa, mi madre se dio cuanta de que podía cantar, y me mostraba a todos sus amigos y familiares como la gran novedad. ¡Qué fastidio! Muchas veces lloré para no cantarles a la gente. Y es que no me dejaban jugar, divertirme libremente, porque tenía que demostrar que era un prospecto perfecto para el arte, que era afinado y que mi voz era agradable. Les confieso que era un verdadero martirio. Con el tiempo pude librarme de tantas exigencias y me dediqué a la pintura en una academia de mi barrio en Guantánamo. Llegué a parar a la Escuela de Arte de Santiago de Cuba, en la Loma del Keki... pero los tiempos eran dificiles y tuve que internarme en una escuela de estudios agrícolas. Se acabó el artistaje para mi... y tuve que trabajar mucho sembrando café, recogiendo tomates, cortando caña para la Zafra azucarera cuando apenas tenia 13 y 14 años. Unos años más tarde, aprendí a tocar la guitarra de manera autodidacta y comencé a componer mis primeras canciones. Ya nadie tenia que pedirme que cantara. Sentía una necesidad tremenda de cantar ante la gente, pero no siempre hubo quien me escuchara. A veces mis padres me escuchaban con un poco de desesperanza. Algunos de mis familiares me llegaron a criticar. Hasta hubo quien dijo: "Oye, deja la guitarrita y ponte a trabajar, o a estudiar". Hasta que llegó la Nueva Trova, que ya no es tan nueva, como me dijo un gran amigo. Y comencé a componer canciones, a tratar de cantar de modo distinto. Así viajé, conocí a algunos de los grandes compositores y trovadores de Cuba. Pero la vida te traza pautas, y comprendí que era más sabio dedicar mi tiempo a otras cosas. Me hice realizador de cine y tv, lo cual me hizo feliz. Cuando llegué a Yucatán, creí que tendría la posibilidad de seguir creando con la imagen, pero el tiempo me demuestra que no. Ahora no está en mis manos hacerlo, no depende de mi. Sin embargo, mis canciones pueden transmitir lo que siento, por eso ha sido hermoso, en esta etapa de mi vida, hacer el lanzamiento de mi disco "Sueño de Azules con Bernadette". Por eso, me enorgullece mi amistad con José Felipe García, un excelente investigador del bambuco, compositor y trovador yucateco. Por eso agradezco la oportunidad que se abre para mi en el Café Los Tradicionales de la Ciudad de Mérida. Es el más grande de los placeres cantar, y ver los rostros del auditorio emocionado, aplaudiendo como devolviendo el placer de soñar en azules con los ojos abierto y los pies sobre la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti.

José Martí