Yúnior García y las mentiras del régimen
Por Roberto Ruiz Rebo
La gente que esgrime la verdad ante la opresión se vuelve peligrosa para sus opresores, porque no hay nada más temible para las tiranías que la razón y la honradez. Yúnior García Aguilera, el líder de la Marcha del 15N en Cuba, el joven teatrista que ha desafiado al castrismo es un hombre sereno, inteligente e íntegro. Lo conocí cuando vivía en el barrio de Cayo Hueso en la ciudad de La Habana. Aun lo recuerdo callado, ensimismado en sus primeros proyectos teatrales; aun lo veo sentado junto a mí en un cubículo de ediciones de video, explicándome donde debía hacer los cortes de sonido y de imagen, dándome elementos del propósito de su obra. Todavía guardo el detalle; de aquella tarde del concierto por la Paz que promovió el colombiano Juanes en la capital cubana, en que le tomé una foto junto a su novia que no tuve la fortuna de guardar para este momento. Yúnior y yo nunca hablamos de política, sólo de temas artísticos y cuestiones triviales. Por esa imagen que guardo del Yunito que conocí brevemente en aquel tiempo, es que me atrevo a escribir estas palabras.
Durante los sucesos del N27 frente al Ministerio de Cultura en el año 2020, volví a ver a Yúnior García en un video de YouTube, defendiendo sus verdades. Desde entonces, y después de fracasar en el intento de silenciar al joven dramaturgo con propuestas divisorias, el régimen comenzó a ensayar una campaña de desprestigio contra él que no ha cesado. Ahora, y desde hace algunas semanas, los linchadores mediáticos y las llamadas ciberclarias, ese ejército de gente reclutada y pagada por la tiranía para atacar a opositores, y diseminar mentiras afines a la propaganda castrista, han lanzado al ciberespacio una andanada de artículos y análisis llenos de mentiras y medias verdades para tratar de amedrentar no solo al joven opositor, sino también a la población que disiente. Los dinosaurios han ocupado a diseñadores, propagandistas y a algunos artistas populares que se han prestado al juego, para entregarle al pueblo cubano una imagen distorsionada de quien no le pueden negar su talento e integridad como ciudadano. Yúnior está en peligro porque la dictadura no ha podido doblegar su voluntad, ni perdona su valor de enfrentarla.
Como si en Cuba no hubiera mentes
claras y no hubiese más de mil motivos para
disentir y revelarse, lo primero que niegan estos alabarderos del desastre
socialista, es la existencia de los principales motivos que han provocado estas
protestas. Omiten, a sabiendas, la cantidad de jóvenes encarcelados por
reclamar sus derechos, los abusos que se practican con cualquier ciudadano que
disiente y la violencia ejercida por la policía, los órganos de la seguridad
del estado, y las pandillas de las llamadas brigadas de acción rápida durante cualquier
protesta, asi como el llamado a la violencia hecho desde la televisión por el propio
presidente.
Conociendo los postulados goebbelianos,
los propagandistas del castrismo aplican la máxima de las mentiras repetidas
sin derecho a la réplica. No hay en las publicaciones
de la tiranía como “La Jiribilla” y “Cuba Debate” ninguna entrevista a Yúnior.
Ninguno de los periodistas estrella del régimen se atreve a entrevistar esa
fuente, eso no va a suceder, porque quien se atreva a hacerlo, solo puede
esperar el acta de defunción de su carrera en los medios oficiales. Tampoco,
ningún funcionario de la tiranía aparecerá en los medios alternativos
independientes que ya le han cursado invitaciones, porque no tienen otros argumentos
que no sean el gastado llantén contra el enemigo, ese mismo enemigo que hace
más de 60 años están esperando invada al país, y que, según el guion de los
Castro, es el causante del fracaso del socialismo en Cuba, otra argucia aprendida
del manual de Joseph Goebbels.
En sus esfuerzos por desprestigiar al
talentoso joven, vuelven los alabarderos del régimen a machacar sobre las
oportunidades brindadas a él por la revolución, como si hubiera que agradecerle
al estado la creación de escuelas y ventajas para sus ciudadanos. Repiten como
cotorras sobre la magnanimidad del estado, como si las riquezas de la nación no
fuesen creadas por la gente, sino en las oficinas y las dependencias
gubernamentales con el trabajo de sus burócratas. Ignoran la noción de que el
estado es nuestro empleado, es el estado el que trabaja para nosotros porque somos
nosotros los que le pagamos.
La tiranía miente, repite una y otra vez que los opositores quieren volver al pasado, propalan la mentira de que son violentos y que son pagados por ejercer sus opiniones por una potencia extranjera. Sin embargo, ninguno de ellos ha podido citar una frase violenta por parte de estos jóvenes, ni han podido mostrar una sola prueba de los supuestos pagos desde el exterior. Lo que sí está ante la cara de todos, es un pseudo presidente azuzando a sus sabuesos contra los que ejercen sus derechos y quieren un país con libertades ciudadanas. Lo que ya es evidente, es la naturaleza criminal de un gobierno que ha militarizado las calles, y las han saturado de agentes represores que incluyen desde la policía, hasta ciudadanos con palos, listos a golpear a todo el que piense diferente.
Las administraciones del estado que
se han encargado de rechazar la marcha del 15 de noviembre próximo, convirtiéndose
en juez y parte, sin que exista un órgano legal e independiente que determine
la legitimidad de la expresión ciudadana, se han colocado precisamente en una
posición ilícita por negar un derecho, no solo previsto en la constitución cubana,
sino también en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la que Cuba
es signataria.
Las pruebas de ilegalidad que ha
declarado la tiranía contra los jóvenes que protestan son pueriles, y no tienen
ningún asidero legal, ni vigente ante un estado de derecho. Citan entre otras excusas
baladíes a uno de los jóvenes secuestrados por el régimen, que dijo ser
partidario de una intervención militar, el apoyo de los influencers cubanos y la
oposición, así como la acogida de los organismos internacionales a los propósitos
de la marcha.
Yúnior García y los moderadores de Archipiélago,
pese a la negativa de los gobiernos municipales, convertidos en juez y parte, han
reafirmado su propósito de marchar el 15 de noviembre, ellos saben lo que les costará
ejercer ese derecho. Ya no habrá sorpresas, el mundo tiene los ojos puestos en
Cuba. Diaz-Canel, el Partido Comunista, las fuerzas represivas y los ciudadanos
armados de palos que se presten para ejercer la violencia contra la gente
indefensa, serán responsables de lo que le suceda a Yúnior y a los cubanos que,
de manera pacífica, marcharán por las calles para reclamar sus derechos.