miércoles, 15 de junio de 2011

La Fuerza del Destino o el Poder de la Hipocrecía

Llama la atención que algunas televisoras inviertan millones no sólo para manipular las conciencias de algunos sectores de la sociedad, sino también para tratar de restablecer patrones de conducta caducos acordes a intereses políticos y de clase. Son millones de personas las que a diario se asoman a la realidad imaginaria que se construye en los estudios de televisión,  que luego se alojan en nuestros hogares con la magia de la tecnología, y se hacen temas recurrentes de las conversaciones diarias, y hasta motivos de desavenencias entre las personas. A riesgo de parecer un hombre frívolo, quiero sumergirme en la conducta de los personajes de La Fuerza del Destino,  una de las telenovelas que transmite Televisa, con guión de María Zarattini y Claudia Velazco, así como la producción de Rosy O’ Campo. Lo hago porque este tipo de programas marcan pautas en la vida de los televidentes, y son responsables de modas, modos y otros patrones de conductas que se diseminan, y luego circulan libremente en el interior de la sociedad. No hay nada nuevo en La Fuerza del destino, que no sean los rostros de los actores y actrices, el escenario y la modernidad de sus decorados. La trama se desenvuelve bajo el mismo presupuesto de “El Derecho de Nacer” la radio novela del cubano Félix B. Caignet, que conmocionó a Cuba en 1948 y que luego reaparecería en la TV y el cine en muchos países de Latinoamérica, incluyendo a México. Otra vez, la historia de la sirvienta que tiene un hijo bastardo del patrón millonario, que  crece odiándolo y va a salir adelante gracias a su esfuerzo.  Pero, estos no son los tiempos de Caignet. La sociedad ha avanzado con la fuerza y el desarrollo de los conocimientos de la técnica y la ciencia dejando atrás un conjunto de prejuicios que resultaban una carga social y un impedimento para el bienestar de cada una de las individuali dades que componen el tejido social. Pudiera parecer increíble que  alguien intente rescatar el mito de la virginidad en pleno siglo XXI, pudiera parecer contra producente que alguien con dos dedos de frente pretenda justificar la hipocresía, el egoísmo y la opulencia como sostén de la moral y todo lo que esto representa. Pero, así se ha planeado en este tele drama, con un extraordinario despilfarro de ingenio y tecnología. Si lo que sucede en el escenario del melodrama La Fuerza del destino estuviese contextualizado en el Medioevo, o en tiempos muy antiguos de la vida mexicana, y los realizadores fuesen también medievales, aun así sería espantoso justificar todo lo que nos propone este melodrama repleto de falta de lealtad e hipocresía. Pero el escenario de este conflicto es el Estado de Sonora de nuestros días, donde los protagonistas se benefician de la tecnología de la computación como los teléfonos celulares, el ipod, ipad etc., etc., etc. Pero, se hace casi evidente que los fundamentalismos, no son sólo fenómenos de la religión, sino que germinan y crecen en los vestigios de caducidad de los grupos de poder de cualquier sociedad. La Fuerza del Destino parece ser un canto a la decadencia, con su atractiva música, el despliegue de luces y contraluces, de colores y toda la truculencia que permite la edición digital de la imagen. Casi todos y cada uno de los conflictos de los personajes de la telenovela están construidos sobre la base de la doble moral. Es de una ironía aplastante que solo los personajes negativos del tele drama sean abiertos y coherentes con su manera de pensar y actuar. Son malos y punto. Mientras que todos  los conflictos y motivos que mueven a los personajes positivos, con los que se supone la historia sostengan un mensaje edificante a la teleaudiencia, están basados en la simulación, las apariencias, las ambiciones, la falsedad, la deslealtad, la exuberancia  y la avaricia. Pero parece que aun los guionistas y el equipo de la producción no se han dado cuenta del doble rasero que aplican para juzgar las acciones de sus personajes dentro de la trama. Por un lado, los del bando de Iván, el protagonista de todo el melodrama, mienten, engaña, simulan, traicionan y hasta matan en nombre del las apariencias y los tabúes, y por otro, los personajes negativos hacen exactamente las mismas cosas en nombre de la perversidad. Algo así como, el viejo precepto de que el fin justifica a los medios. No hay que dudar que las telenovelas pudieran servir como vehículos de educación personal y ciudadana por su incidencia y el poder de persuasión que ejercen en la teleaudiencia. Existe más de un ejemplo, uno de los más representativo es el proyecto de la Organización Mundial de la Salud  con la radionovela Tiempos de Huracanes que fue producida por el Centro de Comunicación Voces Nuestras que tuvo el propósito de educar a una gran masa de pobladores  para enfrentar los efectos devastadores de los huracanes en el área del Caribe. No me atrevería a pedirle algo así a una televisora cuyo principal objetivo es vender para aumentar su poder económico, pero al menos sería justo exigirle no propagar mensajes nocivos entre sus conciudadanos, como la refundación de prejuicios y tabúes de otros tiempos. Cuando se anunciaba el lanzamiento de esta tele drama en el llamado Canal de las Estrellas, un periodista escribió entusiasmado: “es uno de los más hermosos procesos de reinvención de la industria de la televisión mexicana”. Sin dudas, en la historia de la TV, México ha marcado pautas en el panorama de ese tipo de industrias, y tiene numerosos ejemplos de programas y teleseries de facturas extraordinaria tanto por su guión, desempeño de los actores y actrices, así como por su realización, pero este caso está muy lejos de marcar un hito tal. Por el contrario, es un buen ejemplo de lo que no debe hacer un creador del audiovisual, que trate de innovar. Por lo pronto, cabe de decir que más potente que la fuerza del destino, está ganando esta vez, el poder de la hipocresía.


7 comentarios:

  1. la misma fuerza de la hipocresía y la manipulación suele acompanar a la mayoría de las telenovelas y series de este tipo, que explotan las peores inclinaciones de la gente para mantenerlas en la superchería de la apariencia.

    ResponderEliminar
  2. No hay que desdeñar la fuerza de los medios y el poder que, tiene ese género. estoy seguro que es un vehículo perfecto para la educación y la formación de valores.

    ResponderEliminar
  3. Hola amigo q interesante y verdadero tu comentario de la novela la fuerza del DESTINO no quedo nada por decir, te felicito y ojala tomen los productores conciencia para las proximas, pienso igual q tu q mas q entretener y vivir en el pasado ademas de alucinar de la manera q lo proyectan lleve en sus capitulos un mensaje de enseñanza a cada televidente, ya escribi too en esmas.com, te aconsejo q lo copies en esa direccion y ojala tengas respuesta positiva me daria un gusto inmenso, saludos a mi amiga besos a los dos.
    Ivon Fernandez

    ResponderEliminar
  4. Desgraciadamente muchos productores siguen la política de "A la plebe; pan y circo".
    No se puede negar que cada espacio tiene su audiencia y que las telenovelas ocupan buena parte de la atención de un numeroso sector de la población. Por ello, sería ideal que al entretener llevara un mensaje positivo que inculcara a la superación personal de los que pasan horas frente al tv tirados en un sofá. Desafortunadamente, y como bien lo describe Roberto en su artículo, la mayoría dejan mucho que desear.
    En el caso de los latinos en EUA que somos un poquito más exigentes en cuanto al tipo de programas que nos gusta ver, no nos queda más remedio que hacer el "crossover" a la televisión en ingles porque la televisión hispana, salvo algunas excepciones, no nos llena nuestras expectativas.

    ResponderEliminar
  5. Mas sin embargo tenemos que ser realistas, a la gente (pueblo) se le da lo que pide señores, si el pueblo pide un melodrama de la vida subreal entonces es lo que se les dara y disfrutara.
    De ninguna manera va a venir una televisora cualquiera que esta sea y va a meter un producto que no se va a vender porque simple y sencillamente la gente no quiere cultura!
    Tal vez mi comentario suene racista pero un gran porcentaje del publico televidente son gente de clase media para abajo que prefieren sumergirse en la vida fictica de los actores que luchan contra los villanos y las ironias de la vida para salir adelante y en el ultimo capitulo ver una boda al estilo HOLLYWOOD y sentirse realizados...ponles un documental sobre cualquier tema de cultura general y le van a cambiar a otro canal a ver cualquier otra telenovela.
    Este es mi comentario! Nos vemos el sabado en CAFE LIBERTAD, saludos!!

    ResponderEliminar
  6. sé que hay público para todo.es bueno que así sea. cuando publico aquí mis opiniones personales, me expongo a la critica, de eso soy consciente, por lo que me parece que un espacio como el que ocupa esa novela de televisa no está a salvo de los juicios y opiniones de los que como yo, le dedican a ese tipo de material audivisual.

    ResponderEliminar
  7. Leyendo tus reflexiones sobre la telenovela recorde un programa competitivo entre chicas de la TV hispana,no recuerdo el titulo pero lo vas a reconocer, ya que este muestra tambien como las muchachas utilizan todo tipo de malas acciones contra su contendientes que tira por el piso los valores de las relaciones sociales. Gracias por traerlo a la luz Robert....

    ResponderEliminar

Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti.

José Martí