martes, 26 de junio de 2012

María Teresa Gómez, prima dona assoluta


Basta escucharla en una sola vez, para advertir a la prima dona assoluta de la canción. Ma. Teresa Gómez sube al escenario y se convierte en reina. Una reina diferente que reparte trozos de su alma a cada gente que la escucha. Su voz es una provocación a los sentidos. La descubrí en Il Piano, Mérida, donde se adueñó del corazón de la noche con sólo la primera melodía, por eso acudí al Bistró-Bohemio, para verla y escucharla de nuevo en su hábitat y con su público más cercano. La Gómez tiene capacidad para pasearse por todos los géneros de la música, pero la muy mexicana tiene delirio por el tono romántico donde da rienda suelta a toda la pasión que la habita. La diva es dueña de un territorio autoral extenso donde es posible encontrarse con temas de autores yucatecos, brasileños, cubanos, o composiciones de Serrat y Sabina.Sube al pequeño escenario donde pudiera correr el riesgo de confundirse con sus convidados, pero su brillo es tal que sobresale como lo que definitivamente es, y desde su humilde enclave estira su voz jugando con una estupenda variedad de registros.
Los fulgores de la noche son diferentes cuando esta diva canta, ella traspasa los límites que se extienden hasta su auditorio, se coloca tan cerca de cada uno de nosotros que va tocando con dilección a las puertas de los sentimientos escondidos bajo la tenue luz del recinto. La gente aplaude con entusiasmo, pero el pecho retiene una ovación, ¡un bravo! que luego se repetirá antes de que termine la noche.

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Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti.

José Martí